CIUDAD ASEDIADA


José Ignacio Iturburu no solo ha representado sobre tela, con un tratamiento académico, ciertos barrios, edificios y esquinas de Lima sino que ha pintado sobre las paredes del espacio público de la misma los trazos de ese otro lenguaje suyo, más abstracto y hermético.

Olvidar Lima reúne y sustenta ambas vertientes: aquella paisajística urbana acometida desde locaciones y perspectivas diversas y aquellas secuencias de formas poliédricas cuyo desarrollo “musical” lo caracteriza como muralista urbano.

Este desplazarse de un tipo de representación paisajista a una sucesión de elementos geométricos que equivalen desde hace tiempo a la rúbrica del artista, así como el alternado salto del soporte tradicional al muro han consolidado una propuesta que es síntesis de su percepción del paisaje urbano, es decir, del espacio y los volúmenes que particularizan la urbe. La alternancia entre lo pictórico y lo lineal lo habilitó para deconstruir la Ciudad que habita y crear otra con los materiales que ésta le proporciona. Sin embargo, así como tenemos claro que la Ciudad es el corazón de su obra no es tan sencillo seguir el camino que lo llevó a estas realizaciones sobre el plano.

Por lo dicho, Olvidar Lima es una exhibición experimental, abierta, fragmentaria, en la que el espectador accede a la óptica de un pintor para el cual la Ciudad es el origen y el fin de su poética y, a la vez, le permite a él mismo hacer una evaluación de sus, a veces, divergentes recursos expresivos.

El propio título de la muestra es un despiste: Lima es la Ciudad que habita el inconsciente de Iturburu y más que olvidarla él la desmonta – la rediseña, la redibuja – en esas representaciones que nos acercan y nos alejan del paisaje, tanto en el espacio y el tiempo.

Como sucede con Lima la Horrible, un libro escrito por alguien que amaba la Ciudad, Olvidar Lima es un velado homenaje del artista a la Ciudad que lo ha formado, confiriéndole un Tema y un Soporte, esto es, un lenguaje plástico y con ello una identidad. (¿El magisterio del Caos?).

Este conjunto es el resultado de un asedio ininterrumpido a la Ciudad evocada desde un lugar distante. (No es casual que el título y el tono de esta exhibición los haya concebido Iturburu durante una visita a Buenos Aires). Y para este asedio el artista se posicionó, como un francotirador, en distintos puntos y ensayó diversos “yo”: el del paisajista urbano que puede avizorar la ciudad como una secuencia de poliedros; el del cartógrafo que la imagina a vuelo de pájaro haciendo coexistir los edificios modernos y las huacas precolombinas; el del arquitecto-escultor que integra la ruina – y el laberinto – a su idealización del espacio habitable; el del escenógrafo que resume sobre un telón de fondo el dilatado perfil de la Ciudad. (También la del niño que edifica un mundo jugando con bloques sobre el piso de su casa).

Olvidar Lima propone la Ciudad como un espacio en el que el proyecto y la ruina se confunden o convergen en la concepción de un paisaje utópico.


Manuel Munive Maco
Agosto, 2009.